Dos pautas de comunicación eficaz a partir de la empatía

Cuando queremos que otra persona nos atienda y comprenda lo que queremos decir, o tenemos que transmitir, solemos olvidar ‘su’ necesidad y centrarnos en la nuestra. Pero sólo si comprendemos y atendemos la necesidad del otro, podemos comprender qué es lo que mueve la otra persona, lo que hay detrás de lo que está diciendo o callando.
La comprensión de la necesidad del otro se traduce en nosotros en una postura física y un tono de voz que transmite sin fisuras el mensaje que queremos hacer llegar. A través de la coherencia del lenguaje verbal y no verbal, demostramos y reafirmamos al otro nuestro entendimiento de sus necesidades pero sobre todo, logramos traducir nuestra intención en un lenguaje que el otro puede comprender mejor.

Después de todo, se trata de que lo sintamos en la carne, que nos importe. Sólo así convencemos. No se trata de producir blablá sino de que nuestra pasión le llegue al otro.
La improvisación teatral y el trabajo de expresión corporal me han dado muchas claves para aprender a gestionar la voz, el cuerpo, la atención y los objetivos en un mismo momento. Unos muchos años de gerencia y gestión de personas y equipos me han confirmado que las personas y sus interrelaciones son factores cruciales para alcanzar resultados en cualquier organización.

  • Escucha primero: ¿qué quiere el otro, qué palabras usa para decirte lo que te está diciendo? Existen miles de formas para decirlo, sin embargo la persona que tienes enfrente elige unas palabras y no otras. Allí ya tienes un mensaje. Si no escuchas al otro y te concentras en qué es lo que le vas a decir en cuanto termine, no tendrás comunicación alguna. Si escuchas, puedes usar sus mismas palabras, por ejemplo. Cada palabra que la otra persona dice viene cargadas de mucho significado. Usa este significado para construir tu mensaje, y al otro le llegará con más potencia.
  • Devuelve después: Deja el juicio de un lado, porque te limita. Conecta con la intuición y ablanda un poco la cabeza, confía en ti y permite que tu saber encuentre las mejores palabras. Siéntelas, tu cuerpo las sentirá también y tu gesto las acompañará. Así el otro recibirá un mensaje potente. Que luego quiera atender tu mensaje o no, es otra historia. En todo caso, el proceso de comunicar arranca de una postura de escucha.

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