Los tres rumbos del liderazgo (I)

Los tres rumbos del liderazgo (I)

«Si eres una persona que emprende, eres líder por definición.” Así empezó la conversación con VanDyck Silveira, CEO del Instituto de Empresa, quien me recibió hace unos meses en su despacho. “Preferiría estar allí fuera”, dijo, indicando la sala open space donde trabaja su equipo, “porque las mentes se realimentan trabajando juntas”, añadió.

Quería conocer la visión que tiene del liderazgo un experto en executive education, y cómo lo relaciona con el emprendimiento. VanDyck tiene un impresionante currículo como CEO de escuelas de negocio y universidades y conoce de primera mano qué es lo que necesitan aprender las personas que se lanzan a la aventura de emprender.
Aquí va un resumen de los puntos principales de aquella conversación.

  • Liderar es dejar futuro: se trata de planear y construir el futuro en el presente. En términos prácticos, significa crear las condiciones para que las personas de tu empresa puedan experimentar el próximo nivel de responsabilidad, como knowledge workers que hoy somos todos. Así empoderas, motivas y fidelizas a tu gente.
    Esto implica también forjar a sucesores. Un líder debe pensar en forjar sucesores y crear las condiciones esenciales para que su proyecto empresarial pueda crecer de verdad, ya que el no hacerlo equivale a hipotecar el futuro de la empresa.
    Para VanDyck, el estilo de liderazgo basado en el poder y el temor sólo sirve para que las personas de valor se alejen y te quedes con los temerosos.
    Si de verdad quieres que el proyecto empresarial crezca, debes rodearte de gente capaz a la que le guste tu proyecto, personas que quieren crecer profesionalmente, que deciden apostar por tu proyecto y contribuir a su desarrollo con sus mejores energías. Porque sólo no puedes crecer.
  • Liderar es inspirar a otros: se trata de adaptar el estilo a cada situación y a cada persona o equipo con el fin de crear una imagen de futuro que sea clara y sepa convencer y atraer a otros. Se trata de ampliar el terreno donde riesgo y responsabilidad se juntan para que los colaboradores puedan crecer. Lo que comúnmente se llama win-win (gano-ganas) es un enfoque, una manera de posicionarse desde donde las acciones se conciben de una manera innovadora y crean valor.
    Ser líder, además, implica aceptar la contradicción. En su trayectoria profesional, VanDyck ha podido experimentar en muchas ocasiones que antes un dilema no hay una sola respuesta sino que existen más opciones válidas. La realidad, dice, es más compleja que una película de vaqueros donde los buenos suelen ser guapos y estar en un bando y los malos suelen ser feos y estar en el otro bando. “Se equivocan aquellos que buscan fórmulas mágicas y respuestas perfectas”, asegura.
    En las conversaciones de cafetería solemos ver muy claro dónde se están equivocando los demás y arreglamos el mundo en el tiempo que tardamos en tomar un refresco. Pero luego volvemos a nuestros quehaceres con todas las dificultades inalteradas. A veces las técnicas empresariales se plantean como generadoras de respuesta inequívocas: ante tal tema, tal modelo y tal matriz… Se requiere más flexibilidad para tomar decisiones en la vida real, convencer a otros de la validez de nuestro proyecto, hacer que sigan apostando por nosotros día tras día.
    Para elegir un camino, apostar por ello y asumir la responsabilidad de llevarlo a cabo, es imprescindible creérselo y además, contar con los demás, con sus ideas críticas y aportes.
    Una buena práctica para un líder es consultar decisiones trascendentes con el equipo, dejando claro quién tiene la responsabilidad final de la toma de decisión, pero compartiendo y contando con el equipo: ¿qué harías tú en mi lugar, tienes otra perspectiva desde donde podríamos analizar el problema?

(sigue)

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